30 Abril, 2020

El aislamiento desde un centro residencial

El aislamiento desde un centro residencial

Fundación DFA cuenta con tres centros residenciales (Pomarón, Rey Fernando y Josemi Monserrate) que han tenido que adaptarse a los protocolos sanitarios establecidos ante la situación creada por la alerta sanitaria. Las condiciones propias de cada residencia, el número de residentes, los espacios… han supuesto que cada centro haya tenido que adaptar sus características a las medidas del confinamiento.

Cada espacio, cada sala, cada rincón del centro ha tenido que reinventarse para poder continuar con la vida diaria dentro de las posibilidades. Resulta un reto de reorganización establecer, por ejemplo, turnos de comidas para respetar el número de personas en zonas comunes y mantener entre ellos las distancias de seguridad. También en las zonas de ocio, donde se ha tenido que limitar el aforo y se han cancelado la mayoría de las actividades de ocio y talleres. Ahora solamente se desarrollan actividades individuales.

Los usuarios y usuarias de estos centros son un colectivo de alto riesgo. Tomar las precauciones necesarias para evitar contagios ha sido una cuestión prioritaria desde el inicio de esta crisis. Las personas que viven en estos centros se han visto privadas de salir a la calle, de sus rutinas diarias, de realizar sus actividades, de estar con sus compañeros y de recibir las visitas de amigos/as, familiares y voluntarios/as.

Por eso, uno de los objetivos ha sido asegurar que todos los residentes pudieran mantener el contacto con los suyos. Facilitar ese contacto es casi igual de importante que las necesidades asistenciales. Las videollamadas se han convertido en rutina en la mayoría de los hogares. También aquí. No todos tienen los medios o los conocimientos para ello, por lo que también hay que organizarse con los móviles y tablets disponibles, gracias a donaciones de empresas que han decidido colaborar con los centros. Los trabajadores se convierten en las manos de los usuarios que no pueden manejar estos dispositivos. Pero también en la voz cuando las circunstancias no lo permiten: algunas personas no pueden hablar y facilitamos que las familias puedan ver que están bien y mandarles ánimo. No es una tarea fácil.

Es un trabajo emotivo. Sobre todo, en días especiales como cumpleaños cuando ha sido más duro el no poder celebrarlo con los suyos. Una labor que no siempre es visible pero que resulta importantísima. Y es que estos centros son mucho más que una residencia y superan con mucho su labor asistencial. Son los domicilios de cada uno de los usuarios y usuarias que lo habitan, formando una verdadera familia entre ellos y el personal y voluntarios/as.

Puede escuchar la entrevista en el programa 'Escúchate' de Aragón Radio a Pilar Pérez, directora de los centros asistenciales de Fundación DFA: