El momento de la comida con los peques puede ser una situación compleja para algunas familias. En ocasiones surgen problemáticas que interfieren en las distintas dinámicas, y que pueden afectar al bienestar emocional de los distintos miembros.

A continuación, os presentamos una serie de consejos y pautas que podéis aplicar para educar a vuestros hijos e hijas en estos momentos, y establecer así unos buenos hábitos de alimentación:

• En la medida en que sea posible, es bueno ir haciendo partícipes a los peques en los preparativos de la comida. Por ejemplo, que os ayuden a poner la mesa, a elaborar las recetas, a elegir alguno de los platos, etc. Esto les sumará responsabilidad e implicación en el hábito de la alimentación.

• Crear un hábito predecible de alimentación es clave para abordar los problemas de conducta. Para ello, os proponemos establecer unos horarios y lugares claros que se mantengan en cada comida.

• Fortalecer la autonomía de tu hijo/a en este hábito le ayudará a sentirse capaz, lo que favorecerá su autoestima y, por tanto, su motivación. Para ello, es bueno ir dejando que vayan haciendo uso de los instrumentos que usamos para comer (tenedor, cuchara…).

• Comer suele ser un acto social, por lo que es recomendable hacerlo en familia. Aprovechad para hacer de este momento algo agradable que potencie el vínculo entre vosotros.

• Hacer que este hábito sea un momento de relajación en el que los temas de comida no sean el tema central de la conversación, ayudará a rebajar los niveles de ansiedad de tu hijo/a y, por tanto, se sentirá más cómodo/a para ir probando nuevos alimentos y texturas. ¡Hablemos de todo menos de comida!

• Evita llevar a la mesa juegos o pantallas que le “despisten” de ese momento. Y por supuesto, apaga la televisión.

• No dejes de ofrecer ciertos alimentos simplemente porque los ha rechazado en algún momento. Refuerza cada acercamiento, por mínimo que sea, y no vivas ese rechazo como algo personal.

• Reconócele cualquier avance en el hábito de la comida: si prueba algo nuevo, si tolera tocar algún alimento que antes no soportaba, si tarda menos en terminar de comer, si ayuda a poner la mesa, si está toda la comida sentado/a, etc.

• Evita centrarte en sus rechazos o malos comportamientos durante la comida.

• No intentes convencerle de “lo bueno” que está algo. Los gustos son muy personales y cada persona tenemos los nuestros. Además, tratar de insistir en este aspecto únicamente hará que se posicione más en su decisión de no querer comerlo.

• Cultiva la paciencia, la firmeza y el cariño. Estas enseñando a tu hijo/a a comer, y no se consigue en un día.  

Si todavía te quedan dudas acerca de cómo mejorar vuestros hábitos a la hora de comer, consulta con tu profesional de referencia.