¿Te has parado a pensar alguna vez en los beneficios que tiene jugar a disfrazarnos?

1. Alimenta el ingenio, la imaginación y la proyección. Cuando jugamos a disfrazarnos nuestra imaginación no tiene límites. A través de la fantasía y del simbolismo nos inventamos situaciones, historias e interacciones de lo más remotas, ¡y todas son válidas! 
2. Permite desprendernos de lo que no nos gusta de nosotros mismos. Cuando nos disfrazamos nos convertimos en alguien diferente por un rato. Alguien que hemos fabricado en nuestras cabezas y, por tanto, será como nosotros queramos que sea. 
3. Desarrolla la empatía y la flexibilidad cognitiva. Al disfrazarnos aprendemos a ponernos en la piel de otras personas, a cambiar de rol, a pensar y comportarnos de manera diferente a como lo hacemos habitualmente. Esto también ayuda a flexibilizar el pensamiento. 
4. Estimula la creatividad. Cuanto más sencilla sea la ropa y/o complementos para disfrazarse, más oportunidades tendrán de ampliar su creatividad. 

Pero… ¿Estos beneficios solo son para los niños y niñas?

¡No! Los adultos nos beneficiamos de la misma manera cuando permitimos desprendernos de nuestros prejuicios y dejamos volar la imaginación a través de un disfraz.

Por ello, os invitamos a aprovechar esta forma de jugar para disfrutar en familia, al tiempo que estimuláis a vuestros hijos e hijas. ¡Y no esperéis a que sea carnaval, podéis disfrazaros cualquier día del año!

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