25 Septiembre, 2024

Prerrequisitos del lenguaje: qué son y cómo estimularlos

Niño jugando

Los prerrequisitos del lenguaje son todas aquellas habilidades que ayudan a que el niño/a desarrolle el lenguaje oral. Son, por tanto, precedentes muy importantes que forman parte, a su vez, de la comunicación. Además, por lo general se estimulan en los peques de manera inconsciente con el simple hecho de relacionarse con ellos, pero es interesante que los conozcáis para poder potenciarlos si vuestros hijos/as todavía se encuentran en fase de desarrollarlos. A continuación, os vamos a detallar los más importantes, así como algunas estrategias para estimular cada uno de estos prerrequisitos.

Atención

Consiste en la habilidad para dar respuesta, sea activa o pasiva, ante los estímulos que percibe a su alrededor. Por ejemplo, se gira al oír una voz conocida, o sostiene la mirada ante un estímulo visual, o se fija en algún objeto que se mueve, o es capaz de distinguir un objeto de otro por sus características…

Para estimular el prerrequisito de la atención podéis jugar a ensartar anillas en un palo, emparejar objetos o imágenes iguales, pintar (podéis emplear diferentes materiales), mover sonajeros fuera del alcance de su vista, hacer puzles, jugar con plastilina, mirar las imágenes de los cuentos… Podéis dirigir su atención señalando aquello en lo que deseáis que se fije, acompañándolo a su vez con vuestro lenguaje oral.

Prerrequisitos del lenguaje

Contacto visual

Es la capacidad de responder ante la mirada de otra persona, necesaria para captar la información no verbal, como los estados de ánimo o la actitud de quien nos habla. Nos ayuda, por tanto, a comprender mejor lo que nos transmiten. Para ello, buscaremos que el niño/a nos mire a los ojos y sea capaz de sostener la mirada mientras dure la interacción.

Para estimular el contacto visual os proponemos sentaros uno frente al otro, siempre a la altura de su cara, y ofrecerle juguetes u objetos que llamen su atención. Después, aproximamos ese objeto a la zona de nuestros ojos para tratar de buscar su mirada. Otra posibilidad es colocarse un gomet en el entrecejo para tratar de captar su atención, señalándolo con vuestro dedo. Una vez logrado, es importante hablarle para promover la comunicación, aunque este contacto visual sea muy breve.

Prerrequisitos del lenguaje

Causa – efecto

Consiste en que el peque comprenda que una acción puede desencadenar una respuesta del entorno. Esta habilidad es importante para que entiendan que la comunicación puede ser utilizada para múltiples fines (solicitar ayuda, cubrir necesidades, solicitar información que desconoce, relacionarse socialmente, expresar emociones, regular la conducta del otro, etc.).

Para lograr este aspecto, empezaremos por elementos más físicos y materiales (ya que son más fáciles de comprender al poderse ver/tocar), para luego dar paso a la parte verbal. En el mercado existen múltiples juguetes en los que, al pulsar un botón, se escucha un sonido o se enciende una luz; estos son un ejemplo claro de causa-efecto (si toco el botón, suena, y si no lo toco, no suena). Otra propuesta es garabatear con pinturas sobre un papel, o encender/apagar la luz, o soplar molinillos de viento, pasar las páginas de un cuento, tocar instrumentos… En definitiva, cualquier actividad en la que el niño/a se dé cuenta de que, si lleva a cabo una acción concreta, suceden cosas en su entorno inmediato. Es, además, recomendable acompañar con vuestras palabras cualquier actividad de este tipo para estimular a su vez el lenguaje comprensivo.

Una vez explorado el entorno físico, podéis potenciar la causa-efecto verbal. Para ello son muy útiles las grabadoras de voz, donde podéis grabar al peque emitiendo sonidos o palabras y escucharlo después.

Prerrequisitos del lenguaje

Intención comunicativa

Es el deseo de querer comunicarse. Por lo general, la comunicación se inicia con el fin de satisfacer una necesidad. Por ejemplo, los bebés lloran para hacernos saber que necesitan comer, o dormir, o un cambio de pañal… y esto ya forma parte de un modo de comunicación. El llanto al nacer es una habilidad innata, pero gracias a la intencionalidad comunicativa se convierte en una herramienta muy útil para los bebés. Poco a poco, los peques aprenden que la comunicación tiene otros fines más allá de cubrir necesidades (aportar información al contexto, narrar acontecimientos, expresar lo que sienten, etc.), pero siempre se parte de ese deseo por querer comunicar.

Para estimular la intención comunicativa os proponemos eliminar del alcance de los niños/as aquellos juegos o alimentos que les gusten mucho. De este modo provocaremos que deseen pedírnoslo. En niveles muy iniciales puede ser necesario retirarlo de su alcance, pero dejarlo visible.

Prerrequisitos del lenguaje

Imitación

Es la capacidad para copiar o repetir gestos, acciones, sonidos o palabras. Los seres humanos aprendemos a través de la imitación de lo que vemos en otras personas, y esta habilidad se desarrolla desde que somos bebés. Inicialmente repetimos pequeños gestos con nuestro cuerpo (dar palmas, saludar con la mano, hacer movimientos de brazos o piernas…) para luego imitar sonidos con la voz (“mamama”, “tatata”, “papapa”…). Poco a poco esas verbalizaciones irán asociándose a un significado concreto, surgiendo así las palabras y, por tanto, el desarrollo del lenguaje expresivo. Por ello, asentar una buena base de imitación corporal va a favorecer que más tarde mejore su lenguaje.

Para estimular la imitación os invitamos a que inicialmente seáis vosotros los que copiéis los movimientos de vuestro peque, sean cuales sean (saltos, balanceos, agitar objetos, aleteos, etc.); esto va a favorecer que el niño/a comprenda el concepto de repetición corporal. Posteriormente, podéis proponerle que sea él quien os imite a vosotros; si no lo lográis, es mejor que sostengáis por más tiempo vuestra imitación hacia él o ella. Cuando veáis que son capaces de repetir algún movimiento vuestro, podéis ir aumentando el número de gestos consecutivos. También podéis reproducir pequeños bailes, hacer muecas frente a un espejo, o jugar a dar tantas palmadas como da la otra persona. Es probable que al principio necesiten de vuestra guía; podéis incluso tomar sus manos con las vuestras para tratar de moldear sus movimientos e ir retirando poco a poco vuestra ayuda.

Una vez instaurada la imitación corporal podemos pasar a la verbal, jugando a repetir primero sonidos u onomatopeyas (sonidos de animales, de instrumentos musicales, de transportes…), para luego pasar a la copia de palabras o frases completas. Una buena forma de hacerlo es escuchando con cierta frecuencia el estribillo de alguna canción que les guste y animarlos a cantarla. Probablemente al principio recuerden muy poquito de ella, pero seguro que con el tiempo va aprendiéndosela.

Prerrequisitos del lenguaje

Respetar turnos

Es la habilidad para esperar a que sea tu momento para realizar una acción o hablar, así como de escuchar y ser escuchado. Resulta imprescindible para un buen desarrollo comunicativo pues, como seres sociales que somos, necesitamos relacionarnos con los demás, y esto requiere un orden de palabra, o de lo contrario la comunicación se verá frustrada.

Para estimular el respeto de turnos podéis sentaros el uno frente al otro con las piernas abiertas, y hacer rodar una pelota o un coche pasándooslo entre vosotros. Otra idea es hacer una torre de cubos o de bloques de construcción, colocando una pieza cada uno. Igualmente, podéis aprovechar las actividades de imitación para poner en práctica el respeto de los turnos: ahora me toca a mí, ahora te toca a ti. Es recomendable decir en voz alta a quién le toca en cada momento para estimular al mismo tiempo su lenguaje.

Prerrequisitos del lenguaje

Como veis, hay muchas habilidades por estimular antes de que se produzca un desarrollo completo del lenguaje. Esperamos que estas ideas os sean útiles para comprender mejor cómo se van formando las bases del lenguaje y podáis potenciarlas desde casa. Y por supuesto, si os quedan dudas por resolver, o necesitáis recibir orientaciones específicas para vuestro niño o niña, contactad con vuestra profesional de referencia.