9 Enero, 2025

Capacitación de profesionales para el cuidado de personas dependientes

Una alumna-trabajadora atiende a una persona en una residencia

Ismenia Betancourt abrió el pasado mes de enero la puerta hacia un nuevo futuro profesional. Tras ella, una vivencia de 1.920 horas como alumna-trabajadora en un programa experiencial centrado en la atención sociosanitaria a personas en el domicilio y a personas dependientes en instituciones sociales. Completados los diez primeros meses del trayecto, tiene claro que está «muy satisfecha» por la decisión tomada y reconoce que este sector es una «buena oportunidad» para desarrollarse profesionalmente.

Betancourt pone en práctica en la residencia Rey Fernando los conocimientos adquiridos en el centro de formación de Fundación Dfa. Rodeada de residentes con grandes discapacidades, habla de «una experiencia muy enriquecedora». Como ella misma explica, «tener trato diario con personas dependientes te lleva a poner a prueba la empatía».

La capacidad de identificarse con estas personas y compartir sus sentimientos también es algo que valora Rosa Quiñónez, una de sus compañeras del programa experiencial, que desarrolla su trabajo en la residencia Rey Fernando. «Más allá de la labor asistencial, es vital saber entender que hay otras personas que, estén en una silla de ruedas o en cama, te entienden, te escuchan y también necesitan y quieren ser escuchadas», comenta.
'Dfa-Contigo', denominación que adquiere este programa, se inicia con una fase teórica intensiva durante los tres

primeros meses, seguida por una formación en alternancia con los centros de día y las residencias de la entidad.
El objetivo de este proyecto es mejorar la empleabilidad de personas en situación de desempleo. La realidad actual refleja que este tipo de perfil profesional tiene una alta demanda en el mercado laboral. El alumnado, además de tener contrato desde el primer día que inicia el programa experiencial, percibiendo un salario mientras se forma y trabaja, accede a un empleo dedicado a la atención sociosanitaria en centros asistenciales o domicilios.

Alumnas-trabajadoras del programa

«Debemos ser conscientes de que no trabajamos con objetos, trabajamos con personas que tienen sus necesidades y a las cuales hay que darles una calidad», reafirma Quiñónez.

En la misma línea se expresa María Urbina, alumna y trabajadora en la residencia Pomarón, quien asegura que «no solo se trata de cubrir las necesidades que tienen estas personas y de tratarlas adecuadamente, sino de ponerte en su lugar y saber entenderlas».

Este programa experiencial forma parte del Plan de Formación para el Empleo del Gobierno de Aragón, a través del Inaem en su modalidad de formación-empleo, y está cofinanciado por el Servicio Público de Empleo Estatal (SEPE).